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Miguel Serrano Ladrón de Guevara

Tendinopatía del tendón de Aquiles. Una visión práctica para una recuperación eficaz



Dolor en el talón


Dentro del espectro de las lesiones tendinosas, la tendinitis del tendón de Aquiles emerge como una de las condiciones más frecuentes, potencialmente generando complicaciones a largo plazo si no se aborda de manera adecuada. La cronicidad de esta afección puede presentar desafíos significativos en su rehabilitación, complicando el proceso y requiriendo enfoques terapéuticos más complejos. Este tendón, protagonista silencioso en nuestra vida cotidiana, se erige como el protagonista en cada paso que damos y en cada zancada que nos impulsa hacia adelante.


Más allá de su papel en la marcha y la carrera, actúa como un muelle fundamental durante nuestras actividades físicas, ofreciendo el soporte esencial para el acto de saltar. Su salud, por ende, se convierte en un componente esencial para mantener la fluidez y vitalidad en nuestras actividades diarias.


1. Tendinitis del Aquiles: Desentrañando el Misterio


La tendinitis del tendón de Aquiles es una afección dolorosa que involucra la inflamación del tendón que conecta los músculos de la pantorrilla, el tríceps sural (gemelos y sóleo) con el hueso del talón. Este tendón es esencial para actividades cotidianas como caminar, correr y saltar, convirtiéndose en un componente vital de la biomecánica humana. La tendinitis del Aquiles suele surgir debido a la tensión repetida o un uso excesivo del tendón, resultando en pequeñas lesiones que, si no se tratan adecuadamente, pueden acumularse y desencadenar dolor e inflamación.


Sus síntomas característicos incluyen dolor en la parte posterior del talón, especialmente al caminar o al realizar actividades físicas, rigidez matutina y sensación de hinchazón en la zona afectada. Factores como un aumento brusco en la intensidad del ejercicio, calzado inadecuado, o problemas biomecánicos pueden contribuir al desarrollo de esta condición.


La comprensión profunda de la tendinitis del Aquiles es esencial para abordarla de manera efectiva, ya que su manejo implica no solo aliviar el dolor, sino también corregir los factores subyacentes que la provocan, permitiendo así una recuperación completa y la restauración de la funcionalidad del tendón.


2. Posibles causas de la tendinitis del Aquiles


La tendinitis del tendón de Aquiles, una condición que afecta la conexión vital entre los músculos de la pantorrilla y el talón, puede surgir por diversas razones relacionadas con el estrés y la actividad física. Se destacan varias causas:


  1. Sobrecarga Repetitiva: Actividades que implican movimientos cíclicos, como correr o saltar, generan tensiones repetitivas en el tendón, predisponiéndolo a lesiones.

  2. Cambios Bruscos en la Intensidad del Ejercicio: Aumentar repentinamente la intensidad del entrenamiento sin una transición gradual puede generar desgaste y lesiones en el tendón.

  3. Calzado Inadecuado: El uso de calzado que carece de soporte adecuado, demasiado plano o que no se ajusta a la biomecánica individual aumenta el riesgo de tensiones en el tendón de Aquiles.

  4. Factores Biomecánicos: Irregularidades en la marcha, excesiva tensión o rigidez del tendón o la alineación del pie pueden crear desequilibrios y aumentar la carga sobre el tendón, contribuyendo al desarrollo de la tendinitis.

  5. Edad y Degeneración: El envejecimiento puede debilitar gradualmente el tendón, haciendo que sea más propenso a lesiones y a la inflamación crónica.

  6. Factores Genéticos y Anatómicos: Predisposiciones genéticas y variaciones anatómicas en la estructura del pie pueden influir en la susceptibilidad a la tendinitis del tendón de Aquiles.

Reconocer estas causas es fundamental para una gestión eficaz y una prevención informada de esta condición.



Taló de una persona andando en una cinta


3. Discusión teórica: Plazos y estrategias


En el marco teórico de los plazos para la readaptación de la tendinitis del Aquiles, existe una discusión sobre la duración óptima del proceso de rehabilitación. Diversos estudios y expertos discrepan en cuanto a la temporalidad precisa para lograr una recuperación completa. Mientras algunos abogan por un enfoque más conservador, con plazos que varían entre 12 y 16 semanas dependiendo de la persona, otros defienden la idea de protocolos más intensivos que puedan acortar este período. Como recomendación deberíamos esperar unas 6 semanas más antes de proseguir con nuestra actividad después de que el dolor desaparezca, que no nos moleste no quiere decir que todavía esté recuperado, pues empezar a hacer actividad de cierta intensidad antes de tiempo puede causar que volvamos al principio, por lo que esperar un tiempo prudencial pese a no tener dolor es algo altamente recomendable.


Respecto a los tipos de ejercicios que brindan mejores resultados, la controversia se centra en la eficacia relativa de los ejercicios excéntricos frente a otros enfoques. Los ejercicios excéntricos, como el "Descenso del Talón excéntricos", han demostrado beneficios significativos al fortalecer el tendón y mejorar la función, pero algunos estudios también sugieren que la combinación de ejercicios excéntricos con otras modalidades, como estiramientos específicos y ejercicios de propiocepción, puede ofrecer resultados más completos y sostenibles a largo plazo.


La individualización del tratamiento, considerando la gravedad de la tendinitis y las necesidades específicas del paciente, se erige como un punto crucial en esta discusión.


4. Ejercicios recomendados para la rehabilitación


En términos generales, se sugiere una frecuencia de al menos dos a cuatro veces por semana para obtener beneficios significativos en la rehabilitación.

No es necesario hacer un reposo absoluto cuando presentamos este problema, podríamos reducir nuestra actividad como caminar, correr o saltar para que no haga que nuestro tendón empeore. Según nuestro grado de lesión será necesario parar más o menos de algunas actividades cotidianas, en algunos casos solamente deberemos bajar la intensidad y el volumen y escuchar a nuestro cuerpo y ver cómo reacciona nuestro tendón.


Respecto a los ejercicios, deben ser incorporados de manera progresiva, comenzando con una intensidad y duración moderadas y aumentando gradualmente según la tolerancia y la mejora del paciente. La clave radica en evitar el sobreentrenamiento que pueda empeorar la lesión, permitiendo que el tendón se adapte de manera segura a las demandas del ejercicio.


Es crucial destacar que la individualización del plan de ejercicios es esencial. La supervisión continua por parte de un profesional de la salud garantiza que la frecuencia y la intensidad se ajusten de manera óptima a las necesidades específicas de cada paciente, maximizando así los beneficios de la rehabilitación y reduciendo el riesgo de recaídas.


Ejercicio 1: "Descensos del Talón"

  • En una superficie elevada, dejando que tus talones sobresalgan.

  • Desciende lentamente y regresa a la posición inicial.

  • Repite esta secuencia tres veces, ejecutando 15 movimientos en cada serie.



Ejercicios de descenso de talones


Ejercicio 2: "Elevaciones de Gemelos Unilaterales"

  • En este solo, equilíbrate sobre una pierna y eleva el talón.

  • Mantén el equilibrio y realiza movimientos controlados, realiza entre 10 a 15 repeticiones por unas 3 series por pierna.


Ejercicio 3: "Estiramientos Dinámicos de Pantorrillas"

  • Realiza estiramientos dinámicos de las pantorrillas, manteniendo cada posición durante 15 a 30 segundos y alternando entre ambas piernas


Ejercicio 4: "Sentadillas con Banda de Resistencia"

  • Coloca una banda de resistencia sobre tus muslos y realiza sentadillas, manteniendo una posición controlada y repitiendo 2 a 3 series de 10 a 15 repeticiones.


Ejercicio 5: "Rolling con Foam Roller"

  • Utiliza un foam roller para masajear suavemente la pantorrilla, centrándote en áreas de mayor tensión.



Masaje gemelo con foam roller


Ejercicio 6: "Zancadas Laterales"

  • Realiza estocadas laterales para trabajar la estabilidad y fortalecer los músculos de la pierna.


Ejercicio 7: "Caminata de Pies Descalzos"

  • Camina descalzo sobre superficies variadas para mejorar la propiocepción y fortalecer los músculos intrínsecos del pie.


Ejercicio 8: "Masaje con Pelota"

  • Utiliza una pelota de tenis para masajear la planta del pie y la pantorrilla, liberando tensiones acumuladas. Puedes masajear la zona o colocar la pelota debajo o al lado del tendón y realizar movimientos de flexo-extensión con el tobillo. También puede ayudar realizarnos automasaje con nuestra mano a lo largo de nuestro tendón o haciendo manipulaciones de éste, siempre teniendo cuidado de no hacernos daños, esto ayudará a vascularizar la zona afectada para su mejor recuperación



masaje con pelota en gemelo y tendón de aquiles


Caminatas y Carrera: Pasos Graduales hacia la Recuperación


Introducir caminatas y carrera en tu rutina de rehabilitación debe ser un proceso gradual. Comienza con caminatas cortas, prestando atención a cualquier molestia. A medida que la fuerza y la flexibilidad mejoren, incorpora trotes suaves, aumentando progresivamente la duración y la intensidad. Escucha a tu cuerpo y ajusta el ritmo según la respuesta. Consulta a tu profesional de la salud antes de intensificar tu programa de ejercicios.

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